Gestión emocional

A menudo en libros, artículos, paginas de internet o redes sociales hemos oído hablar del concepto de gestión emocional, pero a veces parece muy abstracto o complicado…

Los profesionales nos dicen que es importante escuchar nuestras emociones, éstas tienen un valor adaptativo y clasificarlas como positivas y negativas es un error. ¿Pero qué es realmente la gestión emocional?

La tristeza es importante para ayudarnos a reflexionar y procesar acontecimientos difíciles. La ira es fundamental para reunir la fuerza necesaria y dar respuesta a situaciones aversivas. El miedo nos ayuda a estar alerta y protegernos de situaciones peligrosas. La sorpresa nos permite procesar acontecimientos inesperados. La alegría hace que vivamos de forma adecuada las situaciones placenteras y agradables. El asco fue fundamental en la evolución del ser humano para rechazar las comidas dañinas para el cuerpo.

Escucharnos a nosotros mismos es el primer paso para entender qué nos sucede y poder manejarlo. ¿Cuáles son los tres pasos básicos de la gestión emocional?

  1. Identificar la emoción

Como sabemos, existen seis emociones primarias (tristeza, ira, miedo, sorpresa, alegría y asco). Aún así, el abanico de emociones y sentimientos que experimentamos las personas en nuestro día a día es mucho más amplio.

A menudo confundimos el enfado por la tristeza o la decepción por la desesperanza. Si no sabemos qué estamos sintiendo, será mucho más complicado gestionarlo.

¿Qué estoy sintiendo ahora mismo?

gestion emocional

 

  1. Aceptar la emoción

Al sentir una emoción como tristeza o ira, solemos juzgarla y aparecen afirmaciones como “no debería sentir esto”, “soy muy afortunada y encima me quejo”, etc. Estos juicios de valor suelen lastimarnos aún más y generar más malestar.

Es importante pararse a pensar sobre cuál es la causa que ha desencadenado dicha emoción e intentar comprenderla. De esta manera surgirán frases como “vale, me siento de esta manera porque ha sucedido esto”, “bueno, hoy estoy un poco triste, no pasa nada, no voy a machacarme aún más”, etc.

  1. Gestionar

Una vez hayamos identificado y aceptado la emoción solo queda el último paso. Cada emoción puede ser gestionada de distintas maneras. A veces es suficiente parar cinco minutos, interrumpir nuestra rutina, respirar hondo y decirnos a nosotros mismos “Voy a dejar que esta emoción fluya sin agobiarme”. Otras veces es necesario ponernos en marcha y realizar actividades que nos destensen (leer, ir al gimnasio, salir a pasear, llamar a un amigo, cocinar, etc.).

Cada uno de nosotros siente las emociones de manera distinta. Conócete, respira hondo, identifica tu emoción, entiéndela y busca cuál es la respuesta más adecuada que puedes dar.

 

Si necesitas ayuda o apoyo profesional para una mejora en tu gestión emocional no dudes en contactar con nuestros profesionales.

 

 

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