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¡¿ES POSIBLE EDUCAR SIN PANTALLAS?
“Jugar no es un descanso del aprendizaje. Es un aprendizaje interminable, encantador, profundo, atractivo y práctico. Es la puerta al corazón del niño” Vince Gowmon
Quizá en la época en la que vivimos esta es una pregunta “trampa” …
Trampa porque la tecnología la tenemos al alcance de las manos, todos tenemos móviles, en las casas no falta la televisión con cientos de programas para entretenernos, tabletas, ordenador, hasta incluso pequeños ordenadores educativos para los más pequeños.
Cada vez es más común en psicología infantil ver tanto a niños como a adolescentes con problemas de adicción a las pantallas, pero ¿Somos capaces de educar sin pantallas? ¿Realmente somos conscientes de los peligros que esto implica en su desarrollo a todos los niveles? ¿De verdad estamos dispuestos a buscar alternativas a las pantallas en la educación de nuestros peques?
Necesidades de los niños
Los niños tienen unas necesidades básicas que nosotros los adultos tenemos que satisfacer, estas necesidades son tanto fisiológicas como necesidades emocionales y es nuestra total responsabilidad satisfacerlas de manera responsiva:
- Necesidad de juego, libre y juego dirigido, necesitan juego y movimiento constante
- Necesidad de sueño
- Necesidad de alimentación
- Necesidad de higiene
- Necesidad de tacto y de contacto
- Necesidad de atención
- Necesidad de llanto
- Necesidad de pertenencia
¿Queréis realmente una educar sin pantallas?
Si vuestros peques ven demasiado la tele o se pasan demasiado tiempo con el móvil, lo más responsable es limitar ese tiempo de manera consciente, reduciendo poco a poco el tiempo de exposición y sustituyéndolo por tiempo con ellos, de juegos o al aire libre.
Al principio será difícil para todos, pero a medida que ese tiempo de tele se llene con tiempo con vosotros, el peque se olvidará de las tecnologías.
Si tenemos tareas que hacer en casa, podemos integrarle en ellas, nos pueden ayudar a limpiar, a cocinar, a regar las plantas, podemos ir dándoles pequeñas tareas, ya que ellos siempre están dispuestos a ayudarnos en todo, solo tenemos que dejarles hacer.
Hasta los dos años, el tiempo de exposición a pantallas en los niños y niños deber ser cero. A partir de los 2 años y hasta los 6, debe ser el mínimo posible, en función de cada familia y de los 6 a los 11 lo que más importa no es el tiempo de pantallas, si no lo que ocurre después, es decir, que los niños y niñas tengan también su rato de ocio, de calle, de socializar y que estas pantallas sobre todo, no influyan de manera negativa en su día a día ni en su ritmo escolar y descanso.
Somos nosotros, los padres, lo adultos, quienes tenemos que poner límites a estas pantallas, porque este uso que hacemos puede llevar a un abuso en años posteriores difícil de hacer frente.
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